jueves, 14 de febrero de 2013

La Torre de Espantaperros

La Torre de Espantaperros se encuentra en la ciudad de Badajoz. Esta torre es del tipo conocida como albarrana. Una torre albarrana es una torre que forma parte de un recinto fortificado con el que está comunicado. Aunque generalmente se encuentra exenta de la muralla y está conectada a ésta mediante un pequeño arco o puente, que se  pudiera destruir con facilidad en caso de que la torre cayese en manos del enemigo. Puede ir también adosada como una gran fortificación pero en este caso es de mayor tamaño que los demás.


La Torre de Espantaperros fue construida por los almohades en el año 1170, en concreto por el Califa Abu Yaqub Yusuf (1135-1184) y fue restaurada por el arquitecto Ventura Vaca a principios del siglo XX. En el pasado, esta torre se utilizaba para vigilar y dominar el arrabal de La Galera, edificio del siglo XVI adosado a la torre.
Ésta torre albarrana fue protagonista de muchas tensiones entre diferentes instituciones a lo largo de los siglo XIX y XX, sobre todo de la Comisión de Monumentos con el Ayuntamiento de Badajoz. Desde el año 1851 se sucedieron los proyectos para demolerla alegando su nulo valor artístico y su estado de ruina. En el verano de 1920 el estado de ruina era preocupante. Un par de años después parte de la torre se desplomó cayendo al interior de una de las viviendas que tenía adosadas. El alcalde, a instancias del arquitecto municipal, exigió a la Comisión de Monumentos que se pronunciara: se restauraba la torre o se demolía. La Comisión de Monumentos de Badajoz, a pesar de estar inmersa en una crisis estructural, optará por la conservación del monumento. La historia de la Torre de Espantaperros ilustra perfectamente los desajustes de las políticas proteccionistas en la Extremadura contemporánea y el caos que rodeaba a casi todas las actuaciones.



Desde la Torre se podía vigilar la ciudad con facilidad

La torre de Espantaperros está situada en el este de la Alcazaba de Badajoz y forma la torre de vigilancia más fuerte de todo el recinto. La planta de la torre es octogonal y se conserva en toda su altura que es de aproximadamente 20 metros. Se divide en tres cuerpos: el inferior macizo, uno central hueco que alberga dos pisos y una terraza amurallada o almenada.
Estaba colocada por delante del lienzo de la muralla y conectado a él por un pasillo estrecho y un arco. Es uno de los monumentos almohades más claros de la Península Ibérica del siglo XII. También es conocida por Torre de la Atalaya o Torre del Alpéndiz. Aunque ésta última denominación es incorrecta ya que el Alpéndiz está en otra zona de la Alcazaba y su perduración resulta inexplicable. 




La Torre de Espantaperros y el lienzo


La mayor parte de la Torre es maciza, excepto sus dos plantas superiores que constituyen dos cámaras anulares abovedadas. En su origen estaba completada por una pequeña construcción cuadrada decorada con arcos que se entrecruzaban. A esta construcción se le superpuso en la época cristiana el remate de estilo mudéjar que ahora puede verse. Este remate mudéjar tenía como fin alojar una campana que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz y que fue desmontada a finales del siglo pasado.
Antiguamente la torre se utilizaba para vigilar el arrabal de  La Galera, edificio renacentista. La Galera fue un importante edificio, en él hubo un pósito, también sirvió de almacén del Museo Arqueológico de Badajoz, de Ayuntamiento, de escuela, de cárcel,etc. Rodeándola se encuentran los Jardines de la Gañera, un recinto con jardines árabes del siglo X.

Actualmente existe un problema con "El Cubo" edificio construido hace pocos años para implantar la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Extremadura que rompe por completo la armonía arquitectónica de la Alcazaba de Badajoz.


Edificio del Cubo al lado de la alcazaba

La Torre Espantaperros también recuerda a la famosa Torre del Oro de Sevilla de planta dodecagonal y de mayores dimensiones. Sin embargo, la Torre Espantaperros de Badajoz fue levantada 50 años antes que ésta.
Su actual nombre se debe al agudo tañido de una campana, que ya no existe, pero que hacía ladrar a los perros cuando ésta sonaba.

Fachada de la casa del Ajimez

La casa del Ajimez se ubica en la calle Boticas puesto que este edificio acogía las boticas de la localidad desde que se construyó en el siglo XV hasta mediados del siglo XVIII. Era denominada “Botica del Mármol”  por la existencia de una lápida de mármol de procedencia romana que servía de mostrador y que actualmente se sitúa en el patio.  El primer boticario del que tenemos prueba es Juan Vázquez Durán alrededor de 1566 al que sucedería Francisco Durán a los pocos años y que sería el último propietario que ejerciera la profesión. En su interior existía una o varias armaduras repletas de botes y cajas en las que se contenían los más diversos productos de la farmacopea del momento y que estaban dispuestos para ser mezclados por medio del almirez, el alambique o la redoma, dando como resultado drogas y compuestos con que aliviar a la persona enferma. Pero lo que más llama la atención de esta interesante casa es su fachada.




La fachada de la casa



Junto a la fachada de la casa del Ajimez




La fachada de la casa del Ajimez un bonito ejemplar del arte mudéjar popular que contribuye al embellecimiento  de las calles de Zafra.   La fachada (como su nombre nos indica) muestra un ajimez, es decir, una ventana geminada que está partida por una columnilla de mármol sobre la que se encuentran dos arcos angrelados de ladrillo. 
Son concretamente dos las piezas derivadas del arte mudéjar que encontramos en la portada de la Casa del Ajimez. Ubicadas sobre la puerta de acceso principal, que cuenta con un arco adintelado propio del mudéjar popular, contamos con la ventana arqueada ya mencionada, con un bello alfiz trenzado fabricado con azulejos geométricos de color marrón y verde, que están bordeados con ladrillos aplantillados.  Los arcos de ladrillo angrelados u ondulados muestran en su cara exterior inferior una serie de arcaduras o salientes que provoca un parecido a los arcos lobulados, populares en el arte hispano-musulmán.

Observando la construcción


A ambos lados de la ventana podemos ver uno de los pocos ejemplos de esgrafiados conservados en la localidad, compuesto por seis paneles colocados en parejas verticales,  mostrando cada uno en un espacio rectangular dibujos geométrico-vegetales, correspondiéndose con el geometrismo de la decoración mudéjar conjunta. Es uno de los pocos restos de esta técnica decorativa, que debió abundar en la localidad durante el siglo XVI al XVIII y que contrasta con esa idea de pueblo blanco tan típica.
La casa está en peligro de derrumbe, por eso tiene colocados unos tirantes que lo evitan. Además las casas que se encuentran junto a ésta son mudéjares también.
En esta fachada se puede admirar el reflejo de una época donde tenían cabida las tres culturas que protagonizaron la Edad Media en España y que han ayudado a que el casco histórico de Zafra se convierta uno de los Conjunto Histórico-Artístico más destacados de Extremadura.


Con la casa detrás de mi

Bibliografía

MAZA GÓMEZ: Zafra escondida y acogedora. Autoedición, 2012.
MOGOLLÓN CANO-CORTÉS, P.: El Mudéjar en Extremadura. Badajoz, 1996.

La Torre de San Francisco


Al informarme de la historia del antiguo convento y de la torre pude ver que es muy interesante la cantidad de obstáculos que sufrió el monumento y del cual aún queda la torre. Antiguamente ésta estaba situada a las afueras de la localidad de Zafra, aunque ahora se encuentra dentro del casco urbano.
La torre se fundó y construyó en el último tercio del siglo XV por Gomes II Suárez de Figueroa, segundo Conde de Feria, y por su madre la condesa María Manuel. Se comenzó a ampliar a partir de 1575, agrandándose el claustro y los dormitorios. Todo esto tenía el objetivo de albergar un número mayor de religiosos. Los materiales del edificio, excepto de la torre como pude confirmar, no eran de gran calidad ya que  tras el saqueo que sufrió durante la Guerra de la Independencia en 1808 se aceleró su destrucción quedando así la torre como único resto. Ya que son del mismo tiempo, la Torre de San Francisco recuerda a la iglesia de la Candelaria.


El día que fui a la torre de San Francisco a investigarla pude comprobar un millón de curiosidades, que sin darme cuenta había dejado pasar. Si observas los alrededores de la torre puedes apreciar que la parte del convento (ahora inexistente) que estaba junto a ésta, se encontraba orientada hacia el este. Tal vez se debía a la configuración del terreno o quién sabe a qué motivo. La torre se divide en cuatro cuerpos:
En la base se encuentra una entrada de medio punto con dovelas dobles. Esta parte inferior se asienta sobre sillares regulares que se conseguían de la cantera de Alconera.
El segundo cuerpo está hecho de pizarra con un enlucido que aún conserva. En todas las fachadas del segundo cuerpo hay ventanas con diferentes peculiaridades. Una que me llamó la atención fue  una pequeña ventana con adornos platerescos que tenía el símbolo de los franciscanos: una cruz rodeada por dos manos. Su forma era cuadrada y poseía unas figuras a cada uno de los lados. El tercer cuerpo era también de pizarra con enlucido.
El campanario, que es el cuarto cuerpo, está en lo alto y es muy llamativo ya que es una obra hecha de ladrillo con piedras en sus ángulos y una ancha cornisa que rodea la torre. La cúspide está rematada por cuatro especies de torrecillas reducidas en los ángulos (según me he informado linternas) y una superior. Todo esto fue añadido en el siglo XVI. 



La Torre de San Francisco, puerta principal






Parte superior de la Torre



Lugar en donde debía estar el convento

En los huecos que hay en la fachada de la foto de arriba podemos deducir que estarían las antiguas vigas del convento. Además en la fachada de al lado hay un acceso a la torre que debía ser de una puerta ha quedado colgada.

Delante de la Torre de San Francisco

El interior de la construcción
En la puerta principal se ve una verja del año 1998 lo cual nos indica que pudo haber un intento de restauración. El interior está actualmente hueco síntoma del paso del tiempo. Al asomarme un poco al interior contemplé cómo algunas de las paredes interiores están enlucidas con cemento.
La sensación que experimenté al estar junto a la torre es de abandono y descuido. Presenta un mal estado de conservación con excrementos de paloma, pintadas de grafitis, malas hierbas por los alrededores, etc.

Excrementos de pájaro en su interior

Grafiteados en sus muros

Aunque esté en ese estado yo pienso que en su época fue una interesante construcción que formaba parte de las numerosas muestras de arquitectura religiosa de Zafra. También creo que si se restaurase y limpiase sería un lugar atractivo para los turistas y un monumento del que sentirse orgulloso.

La alcazaba de Montemolín


La alcazaba de Montemolín se encuentra en la localidad de dicho nombre ligeramente alejado ésta, sobre un cerro. La población está situada en el sur de la provincia de Badajoz, cerca de Monesterio y Pallares.

­­La alcazaba de Montemolín se construyó en el siglo XIII por Aben Juset Mahomat Miramamolín (cuarto califa de la dinastía almohade de Marruecos) y la cual fue la última posesión que tuvieron los árabes en Extremadura en el año 1246. Esta alcazaba acabó en manos de la Orden de Santiago tras su ocupación por los cristianos en el mismo.

Su edificación era una estrategia para controlar la tierra cerrando los pasos del sur. También era necesario fortificar el territorio ante las cada vez más frecuentes incursiones de saqueo y castigo llevadas a cabo por los castellanos, leoneses y portugueses por toda la zona, llegando en ocasiones a entrar en Al-andalus.

Perspectiva de la alcazaba


En frente de la alcazaba

La fortaleza tiene una planta rectangular y alargada que se adapta  a la irregularidad topográfica. Sus medidas son 114 metros de longitud, 54 metros de anchura y 33 metros de altura. De su perímetro sobresalen torres de diferente configuración y medida hasta la entrada de Sevilla. La disposición de las torres se corresponde con la tipología almohade igual que el grosor de sus muros y otros elementos arquitectónicos. La alcazaba fue construida por los árabes con adobe y ladrillo aunque posteriormente con la llegada de los cristianos, el castillo fue reconstruido en piedra. De la alcazaba se conservan algunos componentes como la puerta en recodo, mazmorras, algunos aljibes, etc. En su interior también existió una iglesia dedicada a Santo Domingo que hoy se encuentra destruida por completo.

Se encuentra en estado de ruina progresiva, pero se han consolidado sus muros y torres para reducir así, el rápido deterioro que estaba sufriendo. Su protección legal  consta de la Declaración genérica del Decreto del 22 de abril de 1949 y la  Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Hay que diferenciar la denominación dada al monumento dependiendo del momento histórico. Al ser una fortificación musulmana se le designa Alcazaba. Pero al pasar a manos de la Orden de Santiago se le denomina Castillo, tal y como se conoce popularmente hoy en día.

La fortaleza a lo lejos


La casa del Marqués de Solanda


La familia del Marqués de Solanda es la propietaria de la casa-palacio del Marqués de Solanda. La familia forma parte del urbanismo de la burguesía zafrense. El Marqués de Solanda dirigió e inspiró la obra en el año 1905, trayendo artesanos marroquíes para su elaboración. Está considerada como una de las más acertadas realizaciones, entre las muestras de arquitectura civil y privada de Zafra.

La Casa Palacio del Marqués de Solanda se sitúa frente a la fachada del alcázar y enfrente de la Puerta del Acebuche. Tiene un estilo clasicista e italianizante de finales del siglo XIX. Es un edificio que fue construido en 1905 sobre los muros de otra que ya existía anteriormente. El Arco de San Antonio ha proporcionado una anchura a la casa, provocando una mayor amplitud.




Delante de  la casa del Marqués de Solanda




Con la casa por detrás



El arquitecto de este edificio se llama Ventura Vaca, a quien Francisco Fernández y Fernández le mandó construir que la casa tuviera un estilo árabe. Por esa razón algunos dicen que la casa solo fue “un capricho árabe”. Pero logró grandes resultados ya que cualquier persona que no fuera experta creería que la casa es de esa época.



La fuente que se encuentra en el medio del patio

Observando el interior del patio

 La edificación consta de un bellísimo patio neomudéjar, del que solo se pueden comparar edificios de la época auténtica como los alcázares sevillanos o los patios granadinos de la Alhambra. Las paredes tienen inscripciones en lengua árabe, con diferentes escrituras y figuras. 

El edificio llama la atención: tiene una fachada blanca encalada donde resaltan sus cornisas y decoración en color albero. También en la fachada occidental hay una ventana con frontón y adornos platerescos. En el medio de la éstahay un balcón mirador, de rejería sevillana. También hay muchos vanos de ese color albero que llama mucho la atención. La fachada de la casa está rematada con un frontón curvo. Esta fachada recuerda mucho a la de la Diputación provincial de Badajoz, cuyo arquitecto fue también Ventura Vaca.





Admirando la fachada



Vistas a las grandes palmeras del patio


Su estilo a partir de la puerta de entrada es totalmente diferente, siendo el zaguán de azulejos de zócalo de estilo islamista un poco romántico. En el  patio se encuentran columnas y arcos de herradura, de medio punto y otras dobles. Su parte superior está formada por balcones que se abren al patio, todos ellos cerrados con cristaleras. Cubren totalmente los muros y están rematados en forma de almena. Imita la arquitectura árabe de principios del siglo XIV.

Aunque esta obra es una de las más importantes en la localidad zafrense no se puede visitar ya que es una vivienda privada. Su estado de conservación es bastante bueno y realista.
La casa del Marqués por fuera