La casa del Ajimez se ubica en la calle Boticas puesto que este edificio acogía las boticas de la localidad desde que se construyó en el siglo XV hasta mediados del siglo XVIII. Era denominada “Botica del Mármol” por la existencia de una lápida de mármol de procedencia romana que servía de mostrador y que actualmente se sitúa en el patio. El primer boticario del que tenemos prueba es Juan Vázquez Durán alrededor de 1566 al que sucedería Francisco Durán a los pocos años y que sería el último propietario que ejerciera la profesión. En su interior existía una o varias armaduras repletas de botes y cajas en las que se contenían los más diversos productos de la farmacopea del momento y que estaban dispuestos para ser mezclados por medio del almirez, el alambique o la redoma, dando como resultado drogas y compuestos con que aliviar a la persona enferma. Pero lo que más llama la atención de esta interesante casa es su fachada.
La fachada de la casa |
Junto a la fachada de la casa del Ajimez |
La fachada
de la casa del Ajimez un bonito ejemplar del arte mudéjar popular que
contribuye al embellecimiento de las
calles de Zafra. La fachada (como su
nombre nos indica) muestra un ajimez, es decir, una ventana geminada que está
partida por una columnilla de mármol sobre la que se encuentran dos arcos
angrelados de ladrillo.
Son concretamente dos las piezas derivadas del arte mudéjar que encontramos en la portada de la Casa del Ajimez. Ubicadas sobre la puerta de acceso principal, que cuenta con un arco adintelado propio del mudéjar popular, contamos con la ventana arqueada ya mencionada, con un bello alfiz trenzado fabricado con azulejos geométricos de color marrón y verde, que están bordeados con ladrillos aplantillados. Los arcos de ladrillo angrelados u ondulados muestran en su cara exterior inferior una serie de arcaduras o salientes que provoca un parecido a los arcos lobulados, populares en el arte hispano-musulmán.
Son concretamente dos las piezas derivadas del arte mudéjar que encontramos en la portada de la Casa del Ajimez. Ubicadas sobre la puerta de acceso principal, que cuenta con un arco adintelado propio del mudéjar popular, contamos con la ventana arqueada ya mencionada, con un bello alfiz trenzado fabricado con azulejos geométricos de color marrón y verde, que están bordeados con ladrillos aplantillados. Los arcos de ladrillo angrelados u ondulados muestran en su cara exterior inferior una serie de arcaduras o salientes que provoca un parecido a los arcos lobulados, populares en el arte hispano-musulmán.
A
ambos lados de la ventana podemos ver uno de los pocos ejemplos de esgrafiados
conservados en la localidad, compuesto por seis paneles colocados en parejas
verticales, mostrando cada uno en un
espacio rectangular dibujos geométrico-vegetales, correspondiéndose con el
geometrismo de la decoración mudéjar conjunta. Es uno de los pocos restos de
esta técnica decorativa, que debió abundar en la localidad durante el siglo XVI
al XVIII y que contrasta con esa idea de pueblo blanco tan típica.
La casa está en peligro de derrumbe, por eso tiene colocados unos tirantes que lo evitan. Además las casas que se encuentran junto a ésta son mudéjares también.
La casa está en peligro de derrumbe, por eso tiene colocados unos tirantes que lo evitan. Además las casas que se encuentran junto a ésta son mudéjares también.
En esta
fachada se puede admirar el reflejo de una época donde tenían cabida las tres
culturas que protagonizaron la Edad Media en España y que han ayudado a que el
casco histórico de Zafra se convierta uno de los Conjunto Histórico-Artístico
más destacados de Extremadura.
Con la casa detrás de mi |
Bibliografía
MAZA
GÓMEZ: Zafra escondida y acogedora.
Autoedición, 2012.
MOGOLLÓN
CANO-CORTÉS, P.: El Mudéjar en
Extremadura. Badajoz, 1996.
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